#DerribandoMitos Opinión de Elena Reynaga, secretaria ejecutiva de la RedTraSex con ocasión de los recientes acontecimientos y polémicas en la Argentina.
La caza de brujas tenía un fin, dejar en claro que aquella mujer que osara desafiar los patrones culturales hegemónicos debía morir, y en la hoguera. Durante los últimos días en Argentina se ha reflotado una de las polémicas más intensas dentro del feminismo y de la sociedad entera, a raíz de la campaña de promoción que la artista Jimena Barón usó para el lanzamiento de su nueva canción, en la que hizo alusión a las formas de divulgación de servicios sexuales que usan muchas de nuestras compañeras para trabajar, que es el uso de “papelitos” con una gráfica particular y un número de teléfono y que suelen verse pegados en la vía pública.
La polémica que se desató ha sido muy fuerte. Los ataques y críticas a la artista por el método que usó se basan en que detrás de estos papelitos hay redes de proxenetas, y nosotras las Trabajadoras Sexuales autónomas les decimos a quienes sostienen esa afirmación, que están equivocados.
Es urgente que entiendan que al criminalizar nuestro trabajo y condenarlo a la hoguera de la clandestinidad, no sólo nosotras perdemos nuestra autonomía, sino que también le abonan el espacio a quienes se supone que deben darnos protección (policía, políticos, funcionarios del poder judicial, que son los mismos que apelan a las leyes que se crearon para combatir la trata), para extorsionarnos a cambio de dejarnos trabajar, y eso es proxenetismo. Que nada tiene que ver con lo que nosotras hacemos, reivindicamos y defendemos: el Trabajo Sexual Autónomo.
Nos solidarizamos con Jimena Barón quien ahora se encuentra imposibilitada de trabajar y hacer sus espectáculos por indicación médica, debido al alto nivel de agresión que ha sufrido en los últimos días. Nosotras entendemos perfectamente de lo que se trata eso de no poder trabajar porque te agredan, y celebramos que tenga cerca esa contención, nosotras también sabemos muy bien lo que se siente no tenerla. Las Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe repudiamos las agresiones y castigos a los que la están sometiendo a través de redes sociales, medios de comunicación y sectores abolicionistas, que se han convertido en las modernas hogueras del 2020.
Es necesario que todas esas personas que tienen la caja de fósforos a mano y viven deseosas de prendernos fuego, sepan que por esa necedad de andar confundiendo trata de personas y Trabajo Sexual autónomo nos empujan diariamente a pequeñas y ardientes hogueras que no son mediáticas, son peores, en las que debemos padecer violencia policial e institucional, somos estigmatizadas nosotras y nuestras familias, y no tenemos derecho a generar nuestras propias cooperativas de trabajo, entre otras.
Quienes dicen defender derechos exigiendo la prohibición del ejercicio de nuestro trabajo, lo único que están defendiendo es un patrón cultural donde la sexualidad a las mujeres nos fue censurada para el placer, pero sobre todo nos ha sido prohibida para generar condiciones de autonomía económica.
Somos las primeras en denunciar la trata de personas, e invitamos a esos sectores a dejar de ser hipócritas y que se unan a la lucha contra todos los fines para los cuales se esclaviza a las personas. Según datos de la OIT “de los 24,9 millones de personas atrapadas en el trabajo forzoso, 16 millones son explotadas en el sector privado, por ejemplo, en el trabajo doméstico, la industria de la construcción o la agricultura; 4,8 millones de personas son víctimas de la explotación sexual forzosa; y 4 millones de personas se encuentran en situación de trabajo forzoso impuesto por el Estado”.
Entonces ¿no es hora de ser serias y realmente buscar a los poderosos que sí se sirven de este flagelo? ¡Dejen de condenarnos al fuego a quienes pedimos derechos laborales!
El patriarcado se va a caer, sí, se está cayendo este sistema opresor que sobre todo a las mujeres nos ubicó en un rol de reproductoras y dadoras de placer a un proveedor sin poner condiciones ni establecer ningún tipo de intercambio. Entonces sí, al patriarcado lo estamos tirando abajo, somos esas mujeres que desafiamos a la cultura dominante y hegemónica, luchamos para que se respete la autonomía de nuestros cuerpos, en absolutamente todos los sentidos, incluido el sexual y el económico.
No pretendemos que todes vean en nuestro trabajo su salida laboral porque jamás le impondríamos a alguien que haga lo que no quiere, y eso mismo es lo que les pedimos a las personas que nos condenan, construyamos una sociedad con acceso de derechos, apaguen el fuego y no nos impongan pensar y vivir como les parece que es correcto.
Como frasea el himno a nuestro trabajo: “porque de hoy en adelante nos haremos respetar, somos libres y queremos trabajar, porque todos los derechos nos los van a respetar, ¡y que vivan las mujeres! ¡viva nuestra libertad! https://www.youtube.com/watch?v=xExX5RTCFQU
*Nombre del himno de las Trabajadoras Sexuales, autora Liliana Felipe