Hoy 1 de diciembre, Día Mundial del Sida, las trabajadoras sexuales que hacemos parte de la RedTraSex exigimos a los Estados respuestas y políticas públicas que tengan en cuenta las condiciones sociales, económicas, culturales y de desigualdad de género de las poblaciones.
Para frenar la epidemia del VIH se necesitan estrategias integrales que contribuyan realmente en las acciones de prevención, así como a la erradicación del estigma y discriminación que se genera en torno al tema.
En eso las trabajadoras sexuales hemos venido trabajando como población clave: sensibilizando al personal de salud, a las fuerzas de seguridad, a los periodistas; también realizamos la medición y análisis de presupuesto nacional en prevención relacionado con la epidemia del VIH/Sida, en 13 países de la Región.
El brindar una respuesta sostenible al VIH, depende también del respeto a los DDHH de nuestra población. En ese sentido, las estrategias de prevención que se adopten deben promover prácticas de cuidado y empoderamiento, donde se contemple nuestra autonomía, capacidad y derecho a decidir.
Exigimos que los Estados nos dejen de ver como foco de infección y nos empiecen a ver como mujeres trabajadoras; esto de la mano de normativas y regulaciones que nos saquen de la clandestinidad a la que nos somete la falta de regulación de nuestro trabajo.
El Estudio sobre estigma y discriminación en los servicios de salud a las mujeres trabajadoras sexuales en América Latina y el Caribe que realizamos en RedTraSex evidencia que más del 90 % de nosotras usamos condones para trabajar; esta práctica es producto del trabajo de formación y fortalecimiento que realizamos las organizaciones de mujeres trabajadoras sexuales en la Región.
Por eso, exigimos la revisión de las normativas que nos penalizan explícita o implícitamente y que incluyen regulaciones obligatorias sólo para las mujeres trabajadoras sexuales, con lo cual se refuerza no solo el estigma y la discriminación hacia nuestra población, también la criminalización del VIH.
En la respuesta al VIH, las trabajadoras sexuales no somos el problema. Somos parte de la solución.