Comunicado de prensa de la Asociación de Mujeres Meretrices Argentina (AMMAR)
Buenos Aires, abril de 2016.-
Durante los últimos años en nuestro país se han desplegado diversas acciones para combatir la trata de personas y rescatar a las mujeres víctimas. En distintos niveles de gobierno se han creado múltiples dispositivos operados por equipos de psicólogas y trabajadoras sociales que, acompañados por ONGs, trabajan codo a codo con las fuerzas de seguridad con el objetivo de asistir y dar acompañamiento.
Desde Ammar, siempre hemos criticado fuertemente estas políticas, dado que no distinguen entre Trata y Trabajo Sexual; además algunos funcionarios, que son los encargados de desplegar estas acciones, responden ideológicamente a las posturas que sostienen que el Trabajo Sexual no es Trabajo. Es por ello, la negativa imperante ante cualquier diálogo con las organizaciones de Trabajadoras Sexuales.
A su vez, los medios de comunicación difunden estos operativos, en los que las mujeres son consideradas víctimas rescatadas, sin tener en cuenta cómo se autoperciben. Tampoco se conoce qué sucede después del allanamiento. Las practicas comúnmente a ejecutarse son: se ofrece la entrevista como contención y el refugio para pasar la noche, desconociendo que Las Trabajadoras Sexuales hacemos frente a economías familiares, pago de alquileres, cuota del colegio de nuestras/os hijas/os. En este contexto, la situación de la pérdida de trabajo por los cierres se agudiza por la no respuesta del Estado.
Muchas de las mujeres que han sido contabilizadas como víctimas de trata en estos operativos llegan a nuestra organización en búsqueda de una respuesta ante la pérdida de trabajo y de cómo seguir sosteniendo a sus hijas/os y su familia. En aisladas excepciones por parte de los Municipios/gobiernos provinciales, se ofrecen subsidios que no superan los 2000 pesos mensuales, por un plazo limitado de tiempo y que no permiten hacer frente a los gastos que demanda sostener a nuestras familias.
Mientras en la Industria del Rescate, se les ofrece capacitaciones a los operadores judiciales, se multiplican los operativos de rescate, se invierte dinero en realizar actividades artísticas y en material de difusión (pines, cds, libros, stickers), las mujeres que ofrecemos servicios sexuales quedamos en el último eslabón de los recursos destinados para “apoyo», «reinserción laboral” y “superación de la situación de vulnerabilidad”.
Las Trabajadoras Sexuales nos preguntamos: ¿Por qué en el sector de las/os trabajadoras/es rurales, aquellas/os quienes son considerados victimas de trata perciben una indemnización directa desde el Ministerio de Trabajo y esto mismo no sucede con las mujeres que ofrecemos servicios sexuales? ¿Por qué siempre el dinero termina en las manos de mujeres de clase media, profesionales, ONGS con extraordinarias estructuras y nunca llega (en forma de transferencia directa) a las mujeres de sectores populares?
Después de casi 10 años de implementar estas políticas en el país, muchas de estas oficinas exhiben como éxito de su gestión la cantidad cada vez mayor de las víctimas rescatadas ¿Acaso no debería ser esto un reconocimiento del fracaso de las políticas? ¿Por qué en los procedimientos se encuentran una y otra vez con las mismas mujeres? Los mismos operadores lo reconocen ¿Por qué el presupuesto de las instituciones vinculadas a los procedimientos de rescate siguen destinándose a capacitaciones de operadores judiciales y funcionarios públicos y no se destinan fondos para el empoderamiento de las mujeres?
Desde Ammar, defendemos el Reconocimiento del Trabajo Sexual tanto como la ampliación de opciones de las mujeres para decidir qué quieren hacer con sus vidas.
Hoy no solo tenemos que disputar nuestra autonomía dentro de la industria del sexo, sino también vemos cómo los presupuestos son destinados a fortalecer la Industria del Rescate, donde los recursos destinados a rescatar mujeres se pierden en esta industria y nada llega a manos de las “supuestas víctimas”.