La argentina que da cara y voz a las trabajadoras sexuales

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Medio: Terra
«No soy puta, no soy prostituta, no soy trapo ni jinetera. No soy cuero, no soy meretriz ni ramera, tampoco cortesana. Soy una mujer trabajadora, una mujer trabajadora sexual». Así se definió Elena Eva Reynaga al cerrar el Foro 2003 de VIH/Sida en La Habana. Después de más de una década, la argentina, fundadora de la Asociación de Trabajadoras Sexuales de Argentina – AMMAR – y secretaria ejecutiva de la Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe (RedTraSex), se mantiene firme en su lucha contra el estigma y la clandestinidad que acosan a las trabajadoras sexuales en América Latina y las empujan a ensanchar las estadísticas de violencia.
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