Buscan que el Estado regule el “trabajo sexual autónomo”

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La referente del sindicato de meretrices, Georgina Orellano, se reunió con las trabajadoras sexuales para enterarse de la realidad que viven en la ciudad. Además brindó charlas en la Universidad y en el PJ.

Georgina Orellano es secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR) y el viernes y sábado estuvo en Comodoro en el marco de una gira por distintas ciudades del país.

El viernes mantuvo una reunión con trabajadoras sexuales en el CPB Evita y más tarde brindó una charla en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco sobre “Trabajo sexual autónomo” invitadas por la Comisión de Géneros, donde también participaron distintas trabajadoras de la ciudad que brindaron su testimonio.

El sábado recorrió espacios donde se ejerce la prostitución y más tarde brindó una charla en el Consejo de Localidad del PJ.

“Las sociedades son hipócritas”

En diálogo con Crónica, Georgina comentó que “es un tema muy complejo abordar el trabajo sexual desde una mirada que deje por afuera los estigmas, la discriminación y los prejuicios, sabemos que es una tarea ardua que nos puedan empezar a escuchar y nos hagan parte de esta sociedad. Todo eso comienza cuando uno, lejos de señalar, juzgar y cuestionar comienza a escuchar y ponerse en los zapatos de la otra”.

En este sentido considera que las sociedades son hipócritas, porque toleran la prostitución pero no garantizan los derechos de las trabajadoras, por lo que sentencia que “tienen una doble moral; saben que hay trabajo sexual, por ejemplo acá en la calle Alsina todos saben que es una zona histórica reconocida como zona roja, pero a la vez no hay políticas de inclusión para esas mujeres”.

Exigen regular la actividad

AMMAR cuenta con más de 6.000 afiliadas en todo el país y busca romper los prejuicios sociales así como también exige al estado una ley que regule el trabajo sexual, las reconozca como trabajadoras autónomas, puedan pagar un monotributo y acceder a beneficios como la obra social y la jubilación.

“La organización pretende que seamos escuchadas y nadie más venga a hablar por nosotras” dice Georgina, en alusión a que cuando se discuten políticas relacionadas a su trabajo, ellas no son invitadas a participar, siendo en cambio otras personas las que opinan incluso desconociendo su realidad.

Esto se da porque como dice la referente, se ve a la trabajadora sexual como una víctima que hay que rescatar de la violencia, con lo cual remarca que: “para nosotras nuestro trabajo no es violencia, violencia son las condiciones en las cuales las tenemos que ejercer, muchas veces desamparadas. Lo que pretendemos a través de organizarnos como sindicato es exigirle derechos y garantías al Estado”.

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