Ésta es la primera de cuatro publicaciones mediante las cuales, desde la RedTraSex, plasmamos nuestra visión sobre temas de central relevancia para la lucha por la aceptación del trabajo sexual como trabajo y por el reconocimiento de todos nuestros derechos.
Los derechos sexuales y reproductivos son parte de los derechos humanos y expresan la posibilidad, para todas las personas, de tomar decisiones autónomas sobre el propio cuerpo y la vida en los campos de la sexualidad y la reproducción. Implican la capacidad de disfrutar de la sexualidad; el derecho a tener relaciones sexuales consensuadas; la ausencia de toda clase de violencia, coacción o abuso; el acceso a servicios de salud de calidad; la posibilidad de separar el ejercicio de la sexualidad de la reproducción, y acceder a información adecuada sobre nuestro cuerpo y todos los aspectos relacionados con la sexualidad.
Dentro de los derechos humanos, se encuentra el derecho a tener potestad sobre el cuerpo y a tomar decisiones con autonomía sobre la sexualidad sin violencia, coerción o discriminación alguna.
A pesar de que las trabajadoras sexuales, en tanto mujeres, nos encontramos protegidas y amparadas por este conjunto amplio de derechos, muchas veces somos consideradas “impedidas” para decidir sobre nosotras y no tenemos acceso a servicios básicos (como la prestación de servicios de salud) o lo hacemos enfrentando tanto estigma como discriminación.
Es por esto que las trabajadoras sexuales nos preguntamos ¿quiénes son las personas que pueden decidir libremente, si sobre nuestras decisión de ser trabajadoras sexuales perduran prejuicios, preconceptos y estigma? ¿Cuál es la salud de calidad cuando a nosotras se nos señala y discrimina al intentar recibir atención en un centro de salud? ¿Por qué otros controlan el ejercicio de nuestra sexualidad? ¿Saben cuáles son las consecuencias en nuestra vida diaria de la falta de regulación sobre nuestro trabajo? ¿Cuál es el reconocimiento de nuestra autonomía para quienes consideran que estamos confundidas o no tenemos capacidad para elegir lo que queremos en nuestra vida? ¿Por qué se empeñan en seguir condenando nuestro trabajo a la clandestinidad?
Las políticas públicas que incorporan nuestras reivindicaciones específicas lo hacen desde la estigmatización o la focalización únicamente en nuestros genitales o en nuestra posibilidad de «contraer» o «contagiar» infecciones de transmisión sexual.
Desde la RedTraSex entendemos que es importante hablar de derechos sexuales desde una mirada integral, que incluya no solamente las relaciones sexuales que elijamos sostener, sino también el conocimiento pleno de nuestros cuerpos, nuestras emociones y nuestros sentimientos. Queremos reivindicar nuestra capacidad de cuidarnos, de sentir placer en diferentes espacios, incluido en el ejercicio del trabajo sexual. Cuando desarrollamos el trabajo sexual estamos ejerciendo nuestro derecho a la libertad y a la vez ejercemos nuestros derechos sexuales y reproductivos. Esto significa que tenemos derecho a tener una vida libre de violencias, y a no ser sometidas a tratamientos o intervenciones médicas que no hayamos deseado; así como a disfrutar nuestra intimidad y preservarla.
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