El equipo de trabajo de la Organización de Mujeres en Superación (OMES), festejó el Día Internacional de los Derechos de las Mujeres Trabajadoras Sexuales con diversos eventos.
En Guatemala, OMES celebró el día junto a otras organizaciones que luchan por los derechos de las mujeres trabajadoras sexuales (OTRANS; Reynas de la noche, Función Marco Antonio, Gente Positiva, La Sala, LAMDA, Sida & Societat, RED MPA, MAUX); alianza que ha permitido aunar esfuerzos para exigir el cumplimiento de sus derechos.
Durante el primer día de festejos y bajo el lema “No soy puta ni prostituta, soy trabajadora sexual”, se organizó una conferencia de prensa en la que se reivindicó el trabajo sexual, y se pidió porque los derechos de las mujeres sean respetados por ser parte de la sociedad.
La segunda jornada fue una actividad en la vía pública: una caminata de cerca de 4 horas por el centro de Guatemala, en la que participaron más de 200 personas. “La actividad, además de visibilizar y sensibilizar sobre los derechos de las y los trabajadores sexuales de Guatemala, tuvo como objetivo la lectura de un comunicado de denuncia de violaciones de Derechos Humanos en nuestro país como abusos de la autoridad policial hacia nuestras compañeras que trabajan en los parques y en la vía pública de ciertos municipios y departamentos”, comentó Yanira Tobar, referente máxima de OMES.
“Leímos nuestras demandas y exigimos el cese de las redadas de la multisectorial (compuestas por la policía, actores vinculados a sanidad y de la gobernación local) porque llevan a las compañeras que trabajan en la calle, suponiendo que están siendo explotadas o son parte de redes de trata de personas y que es su deber rescatarnos», agregó Tobar.
En el comunicado leído también se pidió la modificación de la Ley 09-2009, al considerarse que viola la libre elección sobre el derecho a elegir el trabajo que se quiere ejercer.
Los tres días de festejo terminaron con la proyección en la Procuraduría de Derechos Humanos de la Nación, del documental “Sexo, dignidad y muerte”, que narra la dura historia de Sandra Cabrera, militante argentina de los Derechos Humanos, integrante de AMMAR, asesinada en el 2006 y cuyo caso sigue sin resolverse. “Elegimos pasar esta película porque, como en el caso de Sandra, sostenemos que aquí nuestro mayor opresor es la policía, a quienes consideramos en muchos casos como los mayores violadores de derechos”, finalizó Tobar.