Alrededor del trabajo sexual existen una serie de mitos y prejuicios que atraviesan a toda la sociedad y, por lo tanto, también inciden en la mirada que los equipos de salud tienen sobre las trabajadoras sexuales.
A veces, se nos llama «mujeres de vida fácil», otras veces nos ven como «víctimas» a rescatar, o como personas sin opciones. Estas opiniones omiten la variedad de situaciones y decisiones reales que existen alrededor de nuestro trabajo.
Las trabajadoras sexuales somos mujeres que elegimos esta actividad por consentimiento propio, a partir de una decisión racional, tan libre y tan condicionada, como tantas otras que los seres humanos hacemos en nuestras vidas.
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