El Sindicato Nacional de Trabajadoras Sexuales demandó semanas atrás al Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (Mintra) su inscripción en el registro sindical, un pedido que hasta la fecha no ha sido atendido. La Rel conversó con Azucena Rodríguez, secretaria general del sindicato.
Por Julia Vicuña
Desde 2013, Rodríguez brega por el derecho a la organización gremial y autónoma de sus pares a través de la Red de Trabajadoras Sexuales Perú (RedTraSex), integrante de la Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe, una asociación presente en 14 países.</img5271|center>
-¿Por qué decidieron formar un sindicato?
-Queremos tener un marco legal que garantice nuestros derechos y reivindicar el trabajo sexual en todas sus modalidades.
El trabajo sexual no es ilegal en Perú. Nuestra visión es que se pueda regular. Sabemos que es una lucha grande, que no se va a dar rápido, y lo primero que estamos haciendo es organizarnos, prepararnos, fortalecernos.
Venimos trabajando cuatro años con ese objetivo.
Hemos reflexionado sobre qué nos daría fuerza para presentar una ley y concluimos que teniendo un sindicato tendríamos esa fuerza.
Nos acercarnos a la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), nos recibió la compañera Flor, que nos apoyó y nos hizo participar en la Mesa de Mujeres Sindicalizadas.
Ahí, conocimos a la compañera María Antonieta Tafur (integrante del Comité Latinoamericano de la Mujer de la UITA, Clamu). Le contamos que estábamos decididas a formar un sindicato y nos dijo que la Federación Nacional de Trabajadores del Sector Alimentos Bebidas y Afines (FNT–CGTP-ABA) nos iba a apoyar y han cumplido. Están con nosotras, nos dan asistencia y nos acompañan al Ministerio, no nos dejan solas.
Una larga tarea de sensibilización
“Nos discriminan y maltratan”
-En más de cuatro años, ¿qué han logrado?
-Estamos logrando sensibilizar a profesionales de la salud para que ya no nos sigan maltratando.
Cuando vamos a los centros de salud somos víctimas de discriminación: “son putas, que esperen”, dicen. Situaciones similares se presentan en los 14 países que forman la Redtrasex.
Hemos hecho una guía de buenas prácticas en el personal del sistema de salud que se llama “Ponte en nuestros zapatos” en la que presentamos los maltratos de los cuales somos víctimas y cómo queremos que nos traten.
La estamos distribuyendo en los centros de salud previo taller de sensibilización. Doctores, trabajadores de logística, los señores que brindan servicio de vigilancia, todos son convocados.
También hemos participado, en diciembre y enero, en el Programa de Especialización Sindical y Relaciones Laborales que dictó la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y hemos recibido una de las más altas calificaciones.
Ahora estamos exigiendo el reconocimiento de nuestro sindicato al Ministerio de Trabajo, pero por prejuicio nos obstaculizan, llevamos casi un año haciendo los trámites.
Cuatro veces hemos juntado a las 50 compañeras que forman parte de nuestro sindicato porque dicen que falta un dato, que el número del DNI no está bien, que falta el nombre, que la huella digital no es de la titular…
Todas las observaciones las hemos levantado y presentamos nuestra documentación totalmente saneada el 12 de diciembre de 2017.
-¿Les han explicado por qué no puede ser registrado su sindicato?
-Últimamente no. Hemos ido al Ministerio con María Tafur y Alexander Caballero, de la FNT-CGTP-ABA, y el funcionario encargado dijo que él quería firmar nuestro registro pero que tenía temor de que otra persona lo cuestionara.
María Tafur le exigió que firmara el reconocimiento si no había ningún impedimento. Finalmente nos informó que hicieron una consulta a la Oficina Legal del Mintra para que diera una opinión. Así que estamos esperando.
El trabajo sexual, ¿una actividad como las otras?
“Lo hacemos voluntariamente”
-Algunos movimientos consideran que la actividad que ustedes realizan no es un trabajo…
-Sí, algunos señalan que no somos trabajadoras, que somos víctimas de trata. Nosotras siempre dejamos en claro que el trabajo sexual es una actividad voluntaria y autónoma, mientras que la trata de personas es otra cosa.
Las mujeres que están en trata son obligadas a tener relaciones sexuales contra su voluntad, nosotras no.
-¿Cómo se ven en los próximos años?
-Sindicalizadas, a pesar de todo. Ese es nuestro sueño. La ley que regula el trabajo sexual va a demorar, pero eso no nos desanima.