Haciendo escuchar nuestras voces en la IX Conferencia IASSCS sobre Sexo y Mercado

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El pasado viernes 30 de agosto Redtrasex y Ammar presentaron la mesa de debate “¿De qué hablamos cuando hablamos de trabajo sexual?” en el marco de la conferencia internacional realizada en Buenos Aires. La mesa tuvo como eje analizar el trabajo sexual y escuchar las opiniones de las trabajadoras sexuales sobre su actividad, sus aliados y opositores, sus procesos de organización y su experiencia como mujeres que defienden su autodeterminación frente al estigma y la discriminación.


La sala comenzó a llenarse mientras las compañeras de Ammar y Redtrasex iban acomodando sus carteles, remeras y libros frente al auditorio. A diferencia del resto de las mesas sobre trabajo sexual que se presentaron durante las jornadas de la Conferencia IASSCS en la que académicos de diferentes disciplinas y regiones esbozaron sus posturas sobre la cuestión, aquí quienes coordinaron el encuentro fueron las verdaderas protagonistas: las trabajadoras sexuales. Georgina Orellano, coordinadora nacional de Ammar, leyó una reflexión elaborada con sus compañeras de la organización delineando así el perfil protagónico que las trabajadoras desean alcanzar. “Cuando pensamos en nuestros cuerpos, todas coincidimos en que no son ni de los proxenetas ni de los tratantes ni del fiolo ni de nuestros amantes. Ni de la policía, ni del abolicionismo ni del prohibicionismo. No somos víctimas, no somos tratadas, no somos objeto ni somos explotadas. Ni locas, ni tontas ni sumisas, ni malas madres, ni drogadictas. Ni de vida fácil. Que no somos menos o mejor que nadie. Somos sujetas de derechos, somos mujeres pensantes, soñadoras, luchadoras desde que nos levantamos hasta que nos acostamos”.

A continuación presentó a sus compañeras de mesa: Elena Eva Reynaga (trabajadora sexual, fundadora de Ammar y actual Secretaria Ejecutiva de Redtrasex), Agustina Iglesias (Dra. en Derecho Penal) y Maria Rigat (Politóloga). Es así que activistas trabajadoras sexuales y académicas problematizaron el trabajo sexual desde lo legal, lo social, lo laboral en un intercambio entre la experiencia de las compañeras y las explicaciones de acompañantes.

Agustina Iglesias explicó porqué para el abolicionismo es erróneo regularizar el trabajo sexual al adherir a una posición de género que explica la dominación masculina sobre la voluntad de la mujer. “Para estas mujeres la prostitución siempre es un abuso porque se entiende la sexualidad de campo de dominio masculino. Esto deja afuera cualquier noción de sexualidad femenina autónoma. Como consecuencia, la experiencia de las trabajadoras sexuales queda silenciada y anulada”. Por otro lado, afirmó sobre la importancia de contar con la voz de las trabajadoras sexuales para discutir las políticas relacionadas al trabajo sexual y su amparo en los derechos humanos. “En muy pocos lugares las trabajadoras sexuales tienen la posibilidad de hablar desde su propia experiencia más allá de lo que digan investigadores u otros agentes que sean sensibles a la temática. En realidad lo que hay que promover es la voz de ellas mismas, que puedan ser escuchadas como ciudadanas, y que puedan ser sujetos de derechos con reivindicaciones propias y que deben ser ellas mismas las que piensen sobre como regular el trabajo sexual autónomo. No se puede seguir hablando por otras, no se puede seguir avasallando la voz de las compañeras”.

Por otro lado, María Rigat habló de la diferenciación entre trata y trabajo sexual para dar cuenta de las distancias que existen entre el trabajo autónomo y el trafico y explotación de personas con fines sexuales. “La trata es fenómeno que constituye un delito con privación de la libertad del individuo en diversos grados, supone el traslado para su posterior explotación, es una grave violación de los derechos de las personas. De eso se trata la trata. Por otro lado, hablamos de un sistema organizado de explotación sexual o prostitución de mujeres. O sea en la trata hay mujeres explotadas, locales cerrados, proxenetismo, complicidad policial, judicial, social e indiferencia. Y en muchos casos, aunque no siempre, clientes cómplices de estas explotaciones.

La intervención final estuvo a cargo de Elena Eva Reynaga quien se dirigió directamente al auditorio con sus palabras: “todavía hay muchas cosas que ustedes desconocen de nosotras. Hay un desconocimiento grande hacia lo que nos pasa como mujeres, como personas”. Así Elena interpeló a al público, compuesto en su mayoría jóvenes investigadores y estudiantes. Por otro lado, expuso sobre la complejidad de hablar de la sexualidad y cómo recién ahora –tras varios años de organización- ha implicado para las compañeras un proceso de re-afirmación en su sexualidad. “Antes nosotras no hablábamos de nuestra propia sexualidad. Éramos las primeras discriminadas y represoras. Nosotras íbamos a trabajar, no a sentir placer. Eso estaba mal. Si ya ser trabajadora sexual era malo, sentir placer era más malo todavía. No decíamos nada entre nosotras. Estar en la organización nos sirvió para empezar a sentir y a no avergonzarnos de nuestra sexualidad. Porque la verdad ¿a quién tenemos que darle cuenta? A nadie”.

Las trabajadoras también presentaron su opinión sobre las oposiciones que constantemente encuentran en ciertos sectores políticos y sociales, llamativamente protagonizado por mujeres. “las grandes opositoras a nuestra lucha –tanto en los partidos de izquierda, en los sindicatos, en la academia y en la militancia- son las mujeres. Es impresionante el nivel de agresión que expresan hacia nosotras, no nos quieren escuchar. Les pedimos que no usen su lugar de poder para cerrarnos las puertas y que puedan escucharnos. Cuando nos descalifican, nos gritan o dicen barbaridades sobre nosotras, yo creo que se sienten amenazadas por nosotras. Esas mismas mujeres han apoyado en Argentina han apoyado la ley de identidad de género, la ley de matrimonio igualitario pero con nosotras son totalmente opositoras”.

El auditorio celebró escuchar la voz de las trabajadoras y sus reivindicaciones a partir de su propia experiencia. Una ronda amplia de intervenciones del público amplio aún el intercambio de opiniones y el contacto más cercano entre académicos y activistas por el trabajo sexual.

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