Se realizó el Segundo Taller Regional de Capacitación en Incidencia Política para Jóvenes Líderes realizado en Buenos Aires junto a 30 trabajadoras sexuales.
Durante cuatro jornadas las compañeras trabajaron sobre cómo desarrollar incidencia política para alcanzar sus objetivos teniendo en cuenta la importancia de la identidad como organizaciones de mujeres trabajadoras sexuales, los pasos de la incidencia política, la identificación de aliados y destinatarios, la comunicación estratégica y la lucha por los derechos de las organizaciones de mujeres trabajadoras sexuales.
En la primera jornada del martes 23 las compañeras y coordinadores nos presentamos y compartimos las expectativas de cada una. Muchas afirmaron que tenían ganas de aprender y llevar a sus países los conocimientos para incidir en las autoridades locales, otras explicaron que buscan fortalecer sus organizaciones para luchar contra los abusos de las fuerzas instituciones y defender sus derechos. “Cada una se tiene que ser protagonista de su historia y no solo llevarse conocimientos. Deben llevarse cuestionamientos para saber que se pueden construir” afirmó Carlos Mesa, coordinador de políticas de Redtrasex.
La primera actividad grupal estuvo dedicada a pensar el género y los derechos. Para ello las compañeras examinaron publicidades gráficas, cuentos infantiles y objetos para rastrear los estereotipos de género en la representación de hombres y mujeres y en las prácticas cotidianas. También pensaron cómo estos estereotipos refuerzan el estigma que existe contra las trabajadoras sexuales. “Sólo por ser MTS ya nos discriminan. No ven una mujer en nosotras. No discriminan a la mujer que quizás es prostituta en la revista y si la que está trabajando en la calle” aseguró una compañera de Guatemala. En esta línea afirmó una compañera de Paraguay, “sólo por ser mujeres trabajadoras sexuales somos chicas malas, sin educación. Por eso nos discrimina, por no seguir los modelos”. También examinamos objetos que se asignan a hombres y mujeres , lo cual nos hizo reflexionar acerca de que cómo se pretenden determinadas conductas según nuestro género. Luego, en plenaria, discutimos sobre todos estos puntos y comprendimos el género es una construcción social y cultural que impone ciertas prácticas y deseos según un esquema binario que separa a hombres y mujeres. Pero estos mandatos sociales no son estáticos, sino que pueden cambiarse.
En la segunda jornada del día miércoles seguimos profundizando las reflexiones acerca del género, agregando la problemática de los derechos. ¿Cuáles son nuestros derechos como personas, como mujeres y como trabajadoras sexuales? Entre todas concluimos que todas las personas tienen los mismos derechos pero que hay diferencias a la hora de la práctica. Aunque sabemos que no hay diferenciación entre los tipos de profesiones que puedan ejercer, no es lo mismo el derecho a la salud para la mujer que para la mujer trabajadora sexual. “En Chile por ejemplo nos asignaron un sector para prostitutas, y un carnet sanitario. Pero a través de un trabajo de sensibilización a todos los sectores de salud, logramos que esto no sea más así, porque sentíamos que nos etiquetaban para diferenciarnos del resto de las mujeres”, afirmó una compañera de Fundación Margen.
Luego compartimos nuestras experiencias personales y nos dimos cuenta de que muchas de nosotras tuvimos problemas al reconocer nuestro trabajo ante nuestras familias, algunas otras han recibido el apoyo de sus parejas e hijos, unas cuantas sufrieron historias de abandono, abusos y violencia, todas acuerdan en no vergüenza de ejercer el trabajo sexual. “Me sentí liberada cuando le conté a mi familia, y sobre todo no rechazada. En conclusión nos sentimos bien porque no tenemos que sentir vergüenza de lo que hacemos porque fue por elección propia. Nadie nos obligó” compartió una compañera de Nicaragua. “No siento vergüenza cuando me paro en la esquina para trabajar. Me da vergüenza cuando no tengo para darle de comer a mis hijos o cuando me piden un cuaderno”, concluyó la compañera guatemalteca de OMES. Compartiendo las experiencias e historias de vida comprendimos que cada una es dueña de ser lo que quiera ser y que la lucha de las trabajadoras sexuales es derribar esos mitos que socialmente nos construyen como personas peligrosas o malas y que tantas veces nos han alejado de nuestras familias.
A continuación nos metimos de lleno a trabajar con la incidencia política y realizamos un punteo de las cuestiones importantes a tener en cuenta en la producción de un plan de incidencia. La conclusión más importante que conversamos en plenaria es que hay que conocer nuestros derechos para después defenderlos no sólo ante las autoridades y funcionarios, sino también hacia los medios de comunicación, la sociedad civil y –especialmente- hacia las bases de trabajadoras sexuales que cada organización representa. “Para llevar a que se logre el reconocimiento de MTS primero hay que concientizar a nuestras propias compas para que nuestra base sea más fuerte. Hay que transmitir a nuestras compas que esta meta es de todas” aseguraron las compañeras de Ammar Argentina.
En plenaria discutimos sobre las organizaciones y concluimos que deben ser participativas, democráticas, colectivas y solidarias. Por eso es importante que las bases puedan estar fortalecidas, empoderadas, informadas para hacer un seguimiento de lo que cada líder hace en la organización. “Que la organización sea colectiva para mi es traer más compañeras. Además de repartir condones o mateadas, nos interesa ir a visitar otras compas, volver a verlas, enseñarles, invitarlas a la organización » afirmó una compañera de UNES Paraguay.
A continuación repasamos los planes de incidencia política, identificamos problemas y metas comunes, objetivos concretos y actividades para llevarlos a cabo. La compañeras de OMES Guatemala afirmaron que en su país “el trabajo sexual no está penalizado ni es delito pero es rechazado por la sociedad. Pedimos el reconocimiento del trabajo sexual. Hay clandestinidad porque se persigue la trata y nos confunden. No es lo mismo trata que trabajo sexual”. “les enseñamos a las compas que hay que tener un posicionamiento sobre lo que defendemos”. Por otro lado, las compañeras argentinas de Ammar comentaron su experiencia: “Se está penalizando al cliente en Mendoza y entonces se aceleró el proyecto de ley”. Por su parte, las compañeras de Nicaragua afirmaron que “ahora se está trabajando en tener comisarias mujeres porque cuando tenemos problemas con la policía debemos enfrentarnos a hombres que nos discriminan (aunque muchas veces son nuestros clientes).” Las representantes de La sala – Costa Rica compartieron que “muchas veces las instituciones no saben cuál es la distinción entre MTS y prostitución. Y sería bueno que colaboremos en que puedan distinguir. Deseamos acercarnos a las instituciones que no nos conocen”.
Para ir preparando a las compañeras, se preparó un ejercicio de roles en que simulamos estar en una mesa nacional. La idea fue presentar en una mesa el objetivo principal y único de la legislación. Integraron la mesa MTS, diputadas, agentes de salud, fuerzas públicas, ministerio de salud. Luego de una acalorada interpretación, reflexionamos en plenaria qué resultados se habían conseguido y si se logró sensibilizar en las autoridades. Reconocimos errores y aciertos que nos serán útiles cuando estemos en la situación real de incidencia. La compañera de Ammar Argentina declaró “no hay que victimizarnos, en la sensibilización debemos ir a defender nuestros derechos” y todas estuvimos muy de acuerdo.
Al día siguiente tuvimos taller de comunicación y trabajamos en la importancia de saber qué mensaje comunicar, quién es nuestra audiencia, cómo construir un mensaje que pueda convencer y qué pueda hablar de nosotras. Reflexionamos acerca de cómo nos cuenta a veces ser precisas en lo que expresamos o decimos y cuán necesario es tener buenas estrategias para comunicar. Realizamos una actividad grupal en la que tuvimos que pensar una respuesta a los medios de comunicación y comunicarla por medio de las redes sociales de la Redtrasex. Discutimos, acordamos una frase que nos represente y la subimos online: “Somos trabajadoras sexuales, ni putas, ni prostitutas, ni cabareteras. Nuestro trabajo es digno y honrado, igual que cualquier otro y por eso merecemos que nos respeten. Luchemos porque nuestro trabajo sea libre de estigma y discriminación. ¡Derechos y dignidad para todas!»
La jornada cerró con la evaluación final del taller dónde cada una expresó sus apreciaciones sobre estas jornadas, lo que aprendió y se lleva para su organización, lo que pudo comprender y reflexionar. Nos reconocimos hermanas en una misma historia y en una misma lucha, comprometidas a seguir trabajando en pos de nuestros derechos como trabajadoras sexuales. Y entre abrazos, lágrimas y bailes cerramos una hermosa semana de trabajo en Buenos Aires.