Este 1 de diciembre, Día Mundial de Lucha contra el Sida, las mujeres trabajadoras sexuales volvemos a alzar nuestra voz para insistir en que la transmisión del VIH no podrá combatirse adecuadamente si no estamos presentes en las estrategias de prevención.
Este 1 de diciembre, Día Mundial de Lucha contra el Sida, las mujeres trabajadoras sexuales volvemos a alzar nuestra voz para insistir en que la transmisión del VIH no podrá combatirse adecuadamente si no estamos presentes en las estrategias de prevención.
Hace poco los países del mundo se pusieron como objetivo acabar con el sida en el año 2030. Para poder cumplir esta meta es imprescindible que se considere una estrategia integral de prevención que involucre a sectores clave, como somos las trabajadoras sexuales. La experiencia de la RedTraSex en este campo así lo demuestra.
El Estudio sobre estigma y discriminación en los servicios de salud a las mujeres trabajadoras sexuales en América Latina y el Caribe que realizamos en 2013 muestra cómo un abordaje integral de la salud puede disminuir la prevalencia del VIH. Una amplia proporción de trabajadoras sexuales encuestadas (en algunos casos 9 de cada 10) acude a consultas médicas para obtener preservativos. Más del 90 % usamos condones para trabajar. Esta práctica es el resultado del trabajo de formación y fortalecimiento que realizamos las organizaciones de mujeres trabajadoras sexuales en la región.
Por esto la prevalencia de VIH en mujeres trabajadoras sexuales en la región varía entre el 0 y el 5,7 % según el país, pero en general está por debajo del 1,8 %, la cifra más baja de las llamadas “poblaciones clave”. [[AIDS Info Database – Informe Global Sobre la Epidemia de Sida.]]
Sin embargo, cuando se trata de abordar la epidemia de VIH, con nosotras se trabaja de la cintura para abajo. Los financiamientos han sido para que nos saquen sangre y repartirnos condones. Pero para nosotras la salud no pasa sólo por la vagina. Necesitamos salud integral y la respuesta a la epidemia también debe ser integral. En eso las poblaciones clave tenemos experiencia.
Queda mucho por hacer. A las trabajadoras sexuales nos someten a controles ginecológicos y de infecciones obligatorios para acreditar los resultados en carnets u otras identificaciones. Los centros de salud restringen su atención a estos exámenes obligatorios o consultas por VIH e ITS sin contemplar servicios de atención integral.
Es inadmisible que un 30 % de las trabajadoras sexuales que vamos a hacernos la prueba de VIH no recibamos ningún tipo de orientación antes y/o después del análisis y que todavía existan tests inconsultos, forzados o cuyos resultados no se mantienen confidenciales.
Exigimos la revisión de las normativas que nos penalizan explícita o implícitamente y que incluyen regulaciones obligatorias sólo para las mujeres trabajadoras sexuales, con lo cual favorecen abusos y arbitrariedades por parte de las fuerzas de seguridad.
La realidad que vivimos las trabajadoras sexuales en relación con la atención de salud va en contra de lo que recomendó el director Ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, quien dijo que “poner fin a la epidemia… significa también que las poblaciones clave tengan acceso completo a los servicios de salud, prestados con dignidad y respeto.” Las trabajadoras sexuales tenemos que formar parte de la estrategia de abordaje.
Sabemos qué hay que hacer para realmente generar un impacto del VIH en la Región. Eso es lo que estamos haciendo como RedTraSex. Podemos exhibir la experiencia en sensibilización de las trabajadoras sexuales a la policía, a los periodistas, a la justicia, a los médicos y cómo en el proceso de crecimiento que venimos teniendo las trabajadoras sexuales podemos detener el avance del VIH.
En la lucha contra el sida, las trabajadoras sexuales no somos el problema. Somos parte de la solución.
Elena Reynaga
Secretaria Ejecutiva