En conmemoración del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA las trabajadoras sexuales de la Red de Trabajadoras Sexuales de Honduras participamos en varias actividades simultáneas en las ciudades de Tegucigalpa, San Pedro Sula, Choluteca y La Ceiba.
En conmemoración del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA las trabajadoras sexuales de la Red de Trabajadoras Sexuales de Honduras participamos en varias actividades simultáneas en las ciudades de Tegucigalpa, San Pedro Sula, Choluteca y La Ceiba.
Las trabajadoras sexuales exigimos la regulación de nuestro trabajo y nuevamente insistimos a las autoridades y población en general que para acabar con esta epidemia es necesario y obligatorio incluir en sus estrategias de prevención a poblaciones claves como nosotras, las trabajadoras sexuales.
Además de participar en las actividades de la feria educativa organizada por el comité Interinstitucional en respuesta al VIH y Sida del cual formamos parte, tuvimos participación en los actos de inauguración señalando que “ya es costumbre que la población nos culpe a nosotras, las trabajadoras sexuales sobre la propagación del VIH, hoy queremos decirles: no somos foco de infección, es por eso que desde nuestra organización hoy decimos presentes y participamos en este tipo de actividades, no para demostrar lo que dije anteriormente, sino para educar, acercarnos y hacer conciencia a toda la población”.
Además organizamos un platón en los bajos del Congreso nacional para exigir la legalización de nuestro trabajo y defender nuestro derecho a la libre circulación.
La Presidenta de la Red de Trabajadoras Sexuales, Regina Barahona, se dirigió a los medios explicando que: “Este día es de suma importancia para nosotras, queremos que la población sepa que como organización estamos trabajando para bajar los índices del VIH y empoderando a nuestras compañeras para prevenir esta epidemia”. También aprovechó para dar a conocer que como organización se está en contra de la reapertura de los burdeles en Tegucigalpa, ya que lo único que esto significaría sería una violación a los derechos de todas las trabajadoras sexuales.
Estamos seguras de que se puede lograr la reducción de esta epidemia involucrándonos en todas las estrategias de prevención, creando políticas públicas para mejorar los servicios de salud que nos proporcionan, que no se nos vea únicamente de la cintura para abajo y que nos ofrezcan un servicio integral con calidad y calidez, sin discriminación y estigma.
En las actividades desarrolladas participamos 99 mujeres trabajadoras sexuales.