ONAEM ha elaborado un escrito en respuesta a la información “errónea y denigrante” que ha salido publicada en un diario de circulación nacional sobre el trabajo sexual en Bolivia.
Con fecha 2 de marzo 2012, el diario “El País” publicó, tal como narra el comunicado, un artículo titulado “La suerte de ser la ‘prostituta ideal’ en los lenocinios” que define a la prostitución como una actividad de intercambio de mercancía sexual a cambio de dinero.
Desde ONAEM (Organización Nacional de Activistas por la Emancipación de la Mujer) han salido a responder argumentando, en sintonía con la postura de todas las organizaciones que integran la RedTraSex, que “No somos una mercancía, no vendemos nuestro cuerpo, sino que prestamos un servicio que debe ser pagado de manera justa”.
Evelia Yucra, presidenta nacional de ONAEM, agregó: “El denominativo correcto para las personas que se dedican a este oficio es ‘trabajadora sexual’, ya que dicho concepto revaloriza y enaltece esta actividad, que permite a muchas de las activistas hacer frente a las necesidades económicas que se presentan en sus hogares”.
En el escrito, las activistas de la organización reafirman una lucha que toda la red impulsa hace años: que el trabajo sexual sea considerado como trabajo, promoviendo el respeto a los derechos de las trabajadoras sexuales por parte de autoridades, instituciones, autoridades y población en general.
Situación real
Por otro lado, desde ONAEM desmintieron tajantemente que la situación de las compañeras sea “ideal” tal como cita el periódico. “La competencia que se desata entre los lenocinios ha provocado que las trabajadoras sexuales se exijan más a sí mismas, pero a pesar de estas exigencias, también existen requisitos establecidos por los dueños de estos locales, quienes están en una constante pugna por ofertar el mejor producto, de ese modo las mujeres más requeridas son mujeres sin hijos, sin experiencia o menores de edad, pues suelen no exigir el uso del condón”, detalla la información difundida por la organización boliviana.
A lo largo de la nota de prensa, se mencionan los abultados ingresos que las trabajadoras sexuales logran cuando sus clientes consumen alcohol, sin embargo desde la organización integrante de la RedTraSex explican que la situación es delicada y mucho más compleja, pues también existen duros castigos para aquellas mujeres que no logran que los clientes beban lo suficiente, entre otras dificultades que se presentan (ver “Por una Ordenanza justa”).
En este sentido el Defensor del Pueblo de Tarija refuerza esta explicación afirmando que “No a todas les va bien en este negocio, muchas son víctimas de abusos por parte de los propietarios, quienes se consideran aptos de propinar violencia física, psicológica y económica a este grupo tan vulnerable de la sociedad”.
Según narran quienes conocen del tema, entre los castigos más comunes están: la disminución del monto que les corresponde a las trabajadoras; el decomiso de sus pertenencias; el ocultamiento de fichas que las trabajadoras tienen por el consumo de bebidas o por hacer “pieza”; la obligación de proveerse de sábanas; o la venta de preservativos a precios superiores en comparación a los ofertados en el mercado local, entre otros abusos.
Otra irregularidad en este oficio es la falta de Carnet Sanitario, declaran las integrantes de ONAEM. “Más del 30 % de las mujeres que se dedican a este oficio no cuentan con este documento, x no tener documento de identidad. Cuando los propietarios de los bares las toman no les exigen el Carnet, pero cuando la policía realiza las batidas y les cobran multas a los locales, ellos se escudan diciendo que no es su responsabilidad, y los importes pagados por las multas las recuperan cobrándoles a las trabajadoras sexuales montos elevados de dinero”.
La cruda realidad que viven las trabajadoras sexuales en Bolivia, los abusos y la discriminación a través de medios informativos ha indignado a sus representantes, quienes en respuesta al artículo periodístico mencionado emitieron una publicación el día 06 de marzo de 2012 en el mismo diario de publicación nacional con el título de “Trabajadoras sexuales reivindican nuevo término para referirse a su trabajo”, donde las compañeras de ONAEM solicitaron mayor seguridad en los lenocinios y moteles donde son “ultrajadas”, corren riesgos y abusos que van en contra de su integridad psicológica y física.
De este modo ONAEM, visibilizando su situación, continúa en su lucha por un cambio en la sociedad, para lograr que sea más incluyente, menos discriminatoria y que permita que las mujeres decidan sobre su vida y su cuerpo.