En el marco de Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas, desde la Red de Trabajadoras Sexuales de América Latina y el Caribe (RedTraSex Lac) instamos a los gobiernos de la región y de todo el mundo a crear medidas efectivas en contra de la explotación sexual y la trata de personas.
En este sentido, consideramos que un punto importante para luchar contra los mencionados crímenes, es el reconocimiento del trabajo sexual como trabajo y por tanto la creación de leyes de protección a las trabajadoras sexuales.
Confundir los conceptos de trata con explotación sexual y trabajo sexual tiene consecuencias negativas. Por una parte, NO colabora con nuestra lucha para que se respeten nuestros derechos humanos. Por otra, NO ayuda a combatir la trata, ni desarticula las lógicas de explotación y las redes de impunidad vigentes.
En un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
(UNODC) se arrojan datos que afirman nuestra visión. De las 2.500.000 personas en condición de trata, aproximadamente 600.000 son con fines de explotación sexual, pero llamativamente el informe no enfatiza en el resto de las causales que engloban a 1.900.000 personas de las cuales el 50% son menores de edad. Luego, menciona que desde el año 2003 se duplicaron los países con legislación sobre trata pero que en el 40% de los países no hubo condenas, hecho que venimos denunciando desde la RedTraSex Lac.
La mayoría de las leyes confunden y criminalizan a quienes ejercemos el trabajo sexual con autonomía y no persigue a las verdaderas mafias que se enriquecen con la “protección” para poder migrar y establecerse en otro país.
En Argentina, por ejemplo, mujeres trabajadoras sexuales que se organizaban en cooperativas para poder trabajar y no tener que depender de proxenetas y tratantes, fueron procesadas judicialmente pues, las autoridades aplicaron la ley de trata del año 2007 y sindicaban como la “tratante” a quien, en realidad, ejercía el trabajo sexual para sí misma. Estos terribles casos se dan por no legislar con quienes realmente luchamos contra esos grupos poniendo el cuerpo y no desde un escritorio con un sesgo abolicionista suponiendo como es la realidad.
La confusión entre trata de personas, explotación laboral y trabajo sexual (o el desconocimiento de la existencia de mujeres que optamos y decidimos ejercer el trabajo sexual) no permite centralizar los esfuerzos en el problema; dificulta las alianzas entre sectores que colaboran con desarticular los grupos que sostienen, respaldan y ejercen la trata de personas y, genera una errónea percepción general de las tres temáticas.
De esta manera, se pierde el foco de lo relevante y no se da cuenta de lo específica que es la trata de personas con fines de explotación sexual, se disipan los esfuerzos y las medidas de reversión y solución posibles.
El informe citado al final no hace más que darnos la razón cuanto intenta diferenciar el tráfico ilegal de inmigrantes y la trata de personas. Nosotras, las trabajadoras sexuales sufrimos a las mafias que viven del tráfico ilegal de inmigrantes y eso es debido al no reconocimiento por parte de los estados de nuestro trabajo. La falta de reconocimiento del trabajo sexual como trabajo nos empuja a acudir a redes que con “contactos” nos permitirán migrar, pero en las peores condiciones y pagando sumas de dinero altísimas.
Si todo es “trata de mujeres con fines de explotación sexual”, las características precisas de este fenómeno se pierden, así como se pierde la centralidad y claridad del concepto para combatirlo mediante la generación de políticas públicas acordes y específicas.
Por ello, una vez más:
CONDENAMOS la trata y la explotación,
REIVINDICAMOS el trabajo sexual,
INSTAMOS a la participación de personas que ejercen el trabajo sexual en organizaciones sindicales o asociaciones para luchar por nuestros derechos laborales.
NO A LA TRATA
NO A LA EXPLOTACIÓN
TRABAJO SEXUAL ES TRABAJO