El 24 pasado, en la Marcha-Vigilia de víspera del Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres, lanzamos nuestra campaña realizada en articulación con otras organizaciones para dar visibilidad a la violencia que sufrimos.
El jueves pasado a las 19.30, compañeras organizadas de distintas agrupaciones unidas iniciamos nuestra Marcha Vigilia portando carteles informando sobre casos reales de violencia denunciados por las compañeras, distribuyendo volantes y recordando a las víctimas de los feminicidios con velas y flores blancas.
Partimos del Centro Cultural Juan de Salazar y a lo largo de la marcha fuimos haciendo paradas con intervenciones urbanas artísticas que expusieron situaciones de violencia ocurridas en el país. Finalizamos en la Plaza O´leary, con números artísticos previstos para una vigila, que cerró a las 00:00 con la lectura final del pronunciamiento que redactamos y puede leerse abajo (y que también está disponible para su descarga).
Las acciones en el marco de la Campaña De luto y en lucha: nuestros derechos en tiempo presente continuarán el 1° de diciembre en actos públicos previstos por el Día Mundial de lucha contra el Sida y el 09 de diciembre con un acto público frente al Ministerio del Interior donde además solicitaremos audiencia con el Ministro Miguel Tadeo Rojas en relación a los casos de violencia institucional y feminicidios. Finalmente, el 12 de diciembre haremos el lanzamiento del Informe de Derechos Humanos del Paraguay, en el cual UNES cuenta con artículo específico de Derechos de las Trabajadoras Sexuales como parte del libro.
A continuación compartimos el manifiesto completo:
25 de Noviembre
Día Internacional de la No Violencia Contra las Mujeres
¡Nosotras! las asalariadas, las productoras, las amas de casa, las campesinas, las trabajadoras domésticas, las mujeres viviendo con VIH, las mujeres con discapacidad, las mujeres trans, las mujeres indígenas, las feministas, las trabajadoras sexuales, las madres y las que decidieron no serlo o no pudieron, las que se ajustan a los cánones de belleza y las que no, las lesbianas, las heterosexuales y las bisexuales, las “santas” y las “putas”, las niñas, las adolescentes, las jóvenes, las adultas y las mayores, las casadas, las solteras y las divorciadas, las del campo y las de la ciudad, todas las que estamos permanentemente amenazadas, asediadas y agredidas por el sistema patriarcal, hegemónico y opresivo, hoy queremos decirles que:
• ¡Somos mujeres libres! y venimos a reclamar nuestro derecho frente a este sistema que usa la violencia para intentar someternos, una violencia ejercida como arma de terror con la intención de detener nuestro proceso emancipatorio y la libre decisión sobre nuestros cuerpos y nuestras mentes. Nuestra lucha por la liberación del yugo de la dominación, por elegir quiénes y cómo queremos ser, es sancionada con discriminación, estigma, exclusión, soledad, marginación, violencia y muerte.
• Nos violentan porque el patriarcado puja por no perder su poder ante el miedo que le genera la presencia protagónica de las mujeres en los espacios públicos y privados, y responde incrementando su violencia en un intento desesperado por mantener el sistema de privilegios instituido. Sabemos que nuestra rebelión les molesta, les desafía, les incomoda porque confronta la brutalidad de estos privilegios.
• Vivimos bajo un Estado que responde con un silencio programado, insensible hacia las mujeres y la garantía de sus derechos, que es parte de su libreto para sostener el sistema de dominación patriarcal y encuentra su mayor aliado en este sistema capitalista neoliberal, deshumanizante e individualista. Es un Estado que reproduce los intereses del capital que mercantilizó los cuerpos de las mujeres, que contribuye –con la omisión y amparando la impunidad– a que la trata de personas siga siendo un gran comercio en el mercado mundial.
• A pesar de ser un Estado laico, impide la educación sexual integral para niñas, niños y adolescentes y, además, obliga a niñas embarazadas a causa de abusos a convertirse en madres, negándoles el derecho a seguir siendo niñas y a ir ganando de a poco la autonomía para definir sus propios proyectos de vida.
• Se atenta contra nuestro derecho a la vida al negarnos un pedazo de tierra para cultivar, expulsándonos del campo hacia los cinturones de pobreza de las ciudades y criminalizando nuestra lucha a través de las corrompidas instituciones públicas.
• Estamos cansadas de los que gobiernan este país y de los que ejercen el poder global, quienes –insaciables de ambición– han puesto precio y han creído poder comprar a toda la humanidad.
• Estamos en alerta ante los nuevos inventos de este sistema capitalista y patriarcal, que pretende detener el proceso liberador de las mujeres, como el intento de hacernos creer en una supuesta ideología de género, lo que no es más que una trampa para evitar la destrucción de los estereotipos de género creados por el patriarcado para someter a las mujeres y perseguir a las defensoras de derechos humanos, para impedir el avance “del derecho a tener derechos”.
• Además del Estado, denunciamos a uno de sus principales cómplices, “el fundamentalismo religioso” que –amparado en una idea de representación divina -despoja violentamente a las mujeres de su libertad, desde púlpitos y espacios de poder, condenándolas a representar el papel de las mujeres madres, asexuadas, sometidas, resignadas y santas.
¡Exigimos la descolonización de nuestros cuerpos! Tenemos el derecho de decidir sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos: ser madres o no serlo, proseguir un embarazo o abortar, ser solteras, casadas o divorciadas, ser lesbianas o mujeres trans ¡Es nuestro derecho ser lo que queremos!
Y sí, realmente deberían estar preocupados porque estamos construyendo espacios de poder, pero no para reproducir su poder individualista y violento, sino para un poder colectivo, incluyente y democrático, que respete y dignifique a las personas, que nos haga felices, donde no haya personas que dominan ni sometidas, donde la igualdad, la equidad y la paridad sean una realidad, en los espacios públicos y en todas las relaciones sociales.
Hoy, en este día de lucha contra la violencia hacia las mujeres, en el que recordamos a cada una de las mujeres maltratadas, agredidas y asesinadas, convocamos a todos los sectores sociales para que se unan a esta lucha, para que sumemos esfuerzos en un mismo sentido, para construir otra forma de relacionarnos. Estamos convencidas de que esta sociedad y este país pueden funcionar de una manera inclusiva, respetuosa e igualitaria.
Sabemos que la hoguera sigue preparada para nosotras, pero queremos advertirles a quienes la alimentan que todas juntas haremos crecer y crecer otro fuego para eliminar este sistema que nos oprime. Tengan miedo si quieren, porque cada vez sumamos más mujeres a esta lucha por la liberación.
¡Esta rebelión es nuestra! Y la estamos construyendo unidas, con cada una de nosotras transgrediendo los límites opresores y defendiendo los derechos de todas.
Paraguay, 25 de noviembre de 2016