Comunicado a raíz del asesinato de una trabajadora sexual en Nicaragua

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Podemos prevenir juntos y juntas para que no haya más Auxiliadoras que perezcan. Podemos trabajar juntos y juntas educando para la no violencia, para que haya respeto a las mujeres como seres humanas y para que el Estado nicaragüense declare como problema de Salud Pública el femicidio en nuestro país.


Según estimaciones de las Naciones Unidas y publicadas en las páginas de sus agencias, “al menos una de cada tres mujeres sufre algún tipo de violencia”. El femicidio es la expresión máxima de esa violencia sin olvidar la trata, el acoso sexual, la mutilación genital femenina, el homicidio relacionado con la dote, los asesinatos por cuestiones de honor y el infanticidio femenino son algunas otras ramificaciones generalizadas del problema a nivel mundial.

La violencia contra la mujer ha llegado a límites y es abominable en todo el continente. En nuestro país en lo que va del año llevamos 37 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas sexuales. En los últimos 5 años a centenares de mujeres se les ha segado la vida y es el punto cumbre de los altos niveles de violencia que vivimos las mujeres por el simple hecho de haber nacido mujeres.

Las mujeres trabajadoras sexuales en la mayoría de los casos sufrimos violencia por nuestras parejas y a esto se le suma que ejercemos nuestra labor en condiciones de clandestinidad, por lo cual hemos cobrado varias víctimas en los últimos 5 años. Por este motivo nos unimos al llamado de muchas organizaciones de mujeres y demandamos el cese de violencia hacia nosotras. En una sola voz decimos ya basta de femicidio.

Ha llegado el momento de que nos centremos en las medidas concretas que todas nosotras podemos y debemos tomar para prevenir y erradicar este flagelo —los Estados Miembros de la ONU, el sistema de las Naciones Unidas, la sociedad civil y los ciudadanos de a pie, hombres y mujeres—. Es hora de proponer estrategias que eviten los estragos de la violencia, además de que la actuación que debe haber para que ningún femicida ande en libertad. Es necesario que sean capturados para aplicarles todo el peso de la Ley.

También es necesario que haya muestras claras para la prevención de este flagelo no sólo a través de la penalización sino a través de la educación formal e informal.

La muerte de nuestra compañera María Auxiliadora Peralta ha sido lamentable y nada de lo que podamos hacer ahora por ella le devolverá la vida para que esté con su hijo e hija. Sin embargo podemos prevenir juntos y juntas para que no haya más Auxiliadoras que perezcan. Podemos trabajar juntos y juntas educando para la no violencia, para que haya respeto a las mujeres como seres humanas y para que el Estado nicaragüense declare como problema de Salud Pública el femicidio en nuestro país.

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