Si bien en marzo pasado el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala aprobó el Reglamento para la prevención, diagnóstico, tratamiento y control de ITS y del VIH gracias al trabajo conjunto con organizaciones de la sociedad civil, aún no logra su aplicación efectiva.
OMES, integrante de la RedTraSex, que festejó en su momento y fue una de las organizaciones protagonistas para que la nueva reglamentación se emitiera, hoy continúa su trabajo para que el reglamento se aplique, ya que su aprobación no ha sido difundida debidamente.
«El Ministerio de Salud no está difundiendo la nueva reglamentación y en muchos centros de salud y departamentos de policía siguen exigiéndonos la libreta”, contó Yanira Tobar, presidenta de OMES, quien agregó: «Por suerte el trabajo que estamos haciendo de difusión es bien recibido y ya vemos cambios, pero esta es responsabilidad del Estado, la de difundir este tipo de cambios en las normativas».
La vieja normativa, *Reglamento para el control de las Enfermedades de Transmisión sexual 342-86*, tal como su nombre lo indica apuntaba a ejercer la vigilancia hacia las personas viviendo con VIH. En particular, para el caso de las trabajadoras sexuales, la reglamentación dedicaba 6 artículos. Entre los aspectos más llamativos se obligaba a las trabajadoras sexuales a portar una libreta de salud con todos sus datos personales y los resultados de las visitas obligatorias al ginecólogo. En el caso en que la policía detectara que la trabajadora había faltado a su cita, estaba autorizado a llevarla por la fuerza.
“La nueva *Reglamentación 57-2012* fue un logro de la sociedad en su conjunto porque reemplazó al acuerdo de 1986 que violaba el derecho a la confidencialidad y que iba en contra de la Ley de SIDA vigente en nuestro país desde el año 2000”, relató Yanira.
Para la elaboración de la nueva disposición fueron convocados distintos sectores tanto gubernamentales como no gubernamentales, de manera integrada identificaron y priorizaron los cambios necesarios a la antigua reglamentación y trabajaron codo a codo para una nueva que la reemplazara.
“Realmente para las trabajadoras sexuales esto implicó e implica un cambio muy grande en la legislación. Con el nuevo reglamento no estamos obligadas a hacernos estudios cada 8 días, ni debe ser la policía la que constate o controle nuestras visitas al médico. Ya no se nos exige que tengamos la libreta sanitaria para ejercer el trabajo sexual y se ha sacado la edad límite de 45 años para ejercerlo”, explico feliz la presidenta de OMES.
La letra está escrita, ahora falta la acción de un gobierno democrático que lleve a la práctica esta iniciativa que apunta a revertir años de exclusión y discriminación. Esperamos que no quede solo en una buena intención.